jueves, 25 de febrero de 2021

El miedo al Estado Natural

¿Usted sabe montar en bicicleta? Para aprender, usted comienza con dos ruedas detrás o con alguien sosteniéndolo, porque de lo contrario se cae. ¿No es así? Esas dos ruedas tienen que darle apoyo, porque usted aún no tiene el equilibrio, ni pedalea lo suficiente. Andar en bicicleta es así: velocidad cero, usted cae; y la velocidad requiere pedalear.
Lo difícil es pedalear sin tener equilibrio. Sin pedalear, usted no tiene velocidad y, sin velocidad, usted no tiene equilibrio, pero si pedalea sin equilibrio se cae. Como el cerebro aún no tiene registro de la velocidad suficiente y la forma correcta de pedalear, hay que aprender a andar en bicicleta y, para tal fin, tener el apoyo de alguien que lo sostenga o el de las dos ruedas traseras. Puede llevar media hora, dos horas, o dos días, pero se puede andar en bicicleta sin esfuerzo, sin ruedas y sin que nadie lo sujete. ¿Qué tiene esto que ver con la Realización de Dios? Es posible dejar de caer en la mente egoica, sin esfuerzo, sin que nada ni nadie lo sostenga, sin ningún tipo de apoyo.
Sin ruedas, no podemos aprender a "andar en la bicicleta" de la Consciencia plena y no dual. En general, no podemos porque no todo el mundo nace como Ramana Maharshi. Al nacer, la gran mayoría de nosotros no estamos tan dotados de libertad interna, de desapego de los deseos y miedos, como para tocar esta Dimensión. No tenemos inclinación por esto. No tenemos la nostalgia, la sed, el anhelo de Libertad. Incluso si usted vislumbra algo fuera de la mente egoica, su predisposición siempre lo hundirá de nuevo en el “piloto automático”, y su “pequeño avión” seguirá volando bajo, en el mundo de los nombres, las formas, los deseos, la imaginación, la ansiedad, la depresión, la ilusión.
Así que necesitamos ruedas traseras en la bicicleta, necesitamos un soporte que nos sostenga, mientras aprendemos a dar las primeras pedaladas, hasta tener el coraje de acelerar. En general, a pesar de toda esta seguridad, existe el miedo a pedalear. Luego viene el coraje, pero las ruedas siguen ahí, o alguien está detrás para sostenerlo. Poniendo esto de una manera muy sencilla: estar en la Consciencia no dual, disfrutar de esta Libertad de no sufrir porque ya no lo engañan las invenciones de la autoidentidad, no es algo fácil, simple y natural para la gran mayoría de nosotros, porque pronto el “piloto automático” se pone a cargo del “avioncito”.
La visión del Sabio, del Santo, el cual es extremadamente raro, es clara, y es la que nos inspira a la Verdad. El Santo es el que tiene el gusto por la impersonalidad, por la Consciencia no dual, por vivir sin historia y, con él, “la bicicleta sigue sin caer”. Los Santos son invisibles, porque es sumamente raro reconocerlos. El Santo es el que tiene el gusto por el Estado Natural, libre de la “persona”, y es sumamente raro reconocer la belleza de ese Estado en alguien así, porque es invisible. ¿Entienden la dificultad? Usted puede vivir 30, 40, 50, 60 años con un Santo viviendo en su casa, alguien que ha probado el sabor de la impersonalidad y, aún así, no ser capaz de reconocerlo, de apreciarlo.
Generalmente, nuestras inclinaciones son por el mundo, por eso nos importa tanto quién fabricó el automóvil, el tamaño de la casa, de la piscina, el puesto que asumimos, el reconocimiento que obtenemos, la “persona” que somos. Entonces, el Santo, el que tiene el sabor de la Consciencia, es extremadamente raro. La gran mayoría de nosotros no estamos tan dotados de Inteligencia, necesitamos “ruedas”, y parece que nuestra “pequeña bicicleta” tiene que “dar muchas vueltas a la manzana” antes de deshacerse de las “ruedas”. Sin embargo, esto no es realmente necesario, porque, según los Sabios, todo camino, o todo este giro que se da, es en torno a entrar, a residir, a vivir en esta Percepción de Pura Consciencia. Esto no es estar en un auto importado, ni vivir en una casa muy grande, ni ser una figura ilustre e importante en la sociedad, sino residir Allá, en la Consciencia Pura, donde lo que se ve y aquel que ve desaparecen.
En esta Consciencia Única, no hay un centro con circunferencia, no hay un sujeto en una relación con las cosas. Si no hay centro, no hay periferia, no hay nada que ver, ni "alguien" que vea. No hay un ego con una estructura tan organizada, preparada, asustada, compleja y difícil. El ego es un avión en piloto automático, siempre volando, siempre haciendo el mismo vuelo de insatisfacción, conflictos, dilemas, problemas, demandas e insatisfacciones eternas.
Volviendo a la bicicleta, cuando ya no se necesitan las ruedas, el soporte trasero, que es el ego, como una estructura organizada, se revela como una construcción falsa, vacía, ilusoria, por lo que esta es desmantelada. Usted tiene mucho miedo del Estado Natural porque cree que esta "construcción" es la base de la cordura, y es muy típico de la egoidentidad el sentirse en cordura. El ego tiene miedo de que la estructura colapse. En otras palabras, el “niño tiene miedo de perder las ruedas traseras”. Por eso hay tanta resistencia en usted, porque no solo no hay riesgo de que usted se vuelva loco cuando esta estructura se derrumbe, sino que además usted descubre que la locura es precisamente esa estructura que está erguida. Pero cuando la estructura egoica colapsa, la Consciencia Real, sin ninguna distracción, dilema o problema, aparece de manera auténtica y verdadera. La locura es como se vive dentro de la vieja y antigua estructura, cuando no se sabe "andar en bicicleta", cuando se tiene miedo de "pedalear".
Yo sé que algunos de ustedes me dicen que ya entendieron esto. ¡No! Usted está viendo a alguien "andar en bicicleta sin las ruedas de apoyo", pero eso no significa que usted lo entienda. Es como ver a alguien tocando un instrumento o realizando una actuación escénica y, al mirar, usted dice "yo puedo", "ya sé", "yo lo hago”, "entendí cómo hacerlo”. Todos saben de qué estoy hablando, de la rapidez con que la mente asume conclusiones a partir de consideraciones superficiales. Cuando la mente ve que se está haciendo algo dice "yo también lo sé", pero cuando se pone a la persona a que lo haga, en la práctica descubre que no sabe, porque fue engañada por el entusiasmo, por el deseo, por la simplificación.
¡Sí, es simple! Montar en bicicleta es simple, pero solo después de saberlo. Antes, su cerebro no puede hacerlo, no tiene coordinación motora, ni técnica ni habilidad. El ego está lleno de imaginación, por lo que simplifica lo que no es tan simple y dice "yo sé", pero no sabe, porque no basta con ver a alguien haciéndolo y, de inmediato, creer que puede porque así lo quiere.
Aquí, conmigo, usted escucha esto y dice: “Es tan simple lo que él dice, tan real. Yo ya entendí”. ¿No es así?
Transcripción de un discurso realizado en un encuentro intensivo online, a través de la aplicación Zoom, el 26 de septiembre de 2020. Para más información sobre nuestras reuniones, haga clic aquí.

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