domingo, 12 de septiembre de 2021

¿Cómo reconocer al Gurú real?

En cuanto a la pregunta de "cómo reconocer al verdadero gurú en este mercado de gurús que crece cada día", no te preocupes, ¡no! Te equivocarás cuando quieras saber "quién es quién". No te equivocarás solamente si dejas que Dios lo haga por ti. Si eres real, Dios nunca será irreal para ti. Si eres real Dios es real, y Dios es real cuando tú eres real. Cuando eres real, todo está en su lugar, todo aparece para ti como tiene que aparecer. Es lo que necesitas en el momento.

Cuando apareció Ramana, yo tenía todo para rechazarlo. Toda mi formación intelectual y teológica era para rechazar la presencia de un Maestro que no fuera Jesucristo, y lo peor, sin cuerpo, ya muerto. Un hombre sin cuerpo, ¡muerto! Pero había algo aquí que era auténtico. El deseo de Dios y de liberación era auténtico, así que no podía ser una ilusión o algo que viniera del mal, del demonio, del diablo. Si yo rezaba a Cristo y ayunaba durante 24 horas, como lo hacía en esa época, cada sábado, para encontrarme con Dios, no podía ser el diablo el que se me estuviera apareciendo en ese momento.

O me quedaba con esta confianza en la oración o me quedaba con los pensamientos de la teología, que había estudiado durante tanto tiempo leyendo la Biblia, y que había escuchado en el seminario... Me quedaba con aquello que me calentaba el corazón y me llenaba de un amor indecible y de un silencio indescriptible, o me quedaba con pensamientos revueltos, con dudas, con confusión, con miedos, como: "¿Es Cristo o es el diablo?" o "¿qué es lo que está pasando?". También venían pensamientos como: "¿Te estás volviendo loco?", "¿Qué es esto? Esto es una locura", "¡Estás perdiendo la cabeza!", "Estás... ¡Estás…!” O me quedaba con estos pensamientos o me quedaba aquí, en este Espacio de silencio y alegría indescriptible, invadido por un amor que nunca había sentido, por nada, por nadie, por nada en este mundo.

¡No te preocupes, no! ¡No te preocupes! Dios se encargará de ello. Siempre ha sabido ocuparse de todo.

El desafío... El gran desafío es que con esta Presencia, la "persona" muere, y esta no quiere morir, no quiere perder el control. Un Maestro vivo es la última estación del metro, la última parada; ¡desembarco obligatorio! Llega una voz que dice así: “¡Señores pasajeros, no más viajes! ¡Estación Terminal!”. ¿Y el miedo a enfrentarse a lo que hay tras la puerta, fuera? “¿Será un mundo real? ¿Será una vida real? ¿Aún estaré vivo, o muerto, si salgo por esta puerta, que acaba de abrirse, oyendo esa voz que dice: ‘¡Desembarque obligatorio!’?” ¡Ese es el reto!

Ante a la Verdad (que es el Gurú Real) no habrá elección, no quieres elección, si lo que ha ardido allí todo este tiempo es el fuego por la Verdad, y si no estás jugando con esto, si no estás mintiendo, si ya no quieres la mentira. Así que ¡no te preocupes, no te preocupes! Como dijimos hace poco, el sueño sucedió y salir del sueño también simplemente sucede. ¡Él se encarga de eso! Deja todo en manos de Bhagavan. Ramana decía: "¡Bhagavan se encarga!”. Esa fue una de sus promesas. Esa es la promesa de Bhagavan, esa es la promesa de Satguru.

Este es un camino en el que ni siquiera los locos se equivocan. En la Biblia hay un versículo así: "¡Ni siquiera los locos se equivocarán en el camino!" Sin ego allí, no puedes ver ego aquí. ¿Recuerdas el ejemplo del espejo? Cuando te miras en el espejo, no ves el espejo, te ves a ti misma (a ti mismo). Así que el problema no está ahí, el problema está aquí.

Mi pregunta para ti es: ¿puedes confiar en eso? ¿Puedes confiar en una mente que lleva milenios contándote pequeñas historias e inventando un mundo de historias, diciendo que eres feo, que no eres digno, que no vales nada, o que eres un pecador, que mereces el infierno? O que está diciendo lo contrario, que eres muy importante, que eres un alma preciosa, que eres más bonito que todos los demás y que mereces más, más que todos a tu alrededor, lo mejor de todas las cosas? La pregunta es: ¿puedes confiar en esos sentimientos? ¿Se puede confiar en ellos? Una hora estás feliz, otra hora estás triste; una hora estás bien, otra hora estás mal; una hora amas, otra hora odias; una hora estás tan seguro de la verdad y otra hora estás tan decepcionado, sintiéndote frustrado porque crees que te han engañado.

¿Puedes confiar en las emociones? ¿Puedes confiar en las sensaciones? ¿Hace calor o frío? ¿Se puede confiar en las conclusiones sobre lo que es y lo que no es? ¿Se puede confiar en ese movimiento de la mente? ¿Eh? ¿Puedes confiar en eso? ¿Puedes confiar en que estás o en que no estás? ¿En que te has iluminado o en que no te has iluminado? ¿Se puede confiar? ¿Puedes confiar en lo que dices, en lo que escribes, en lo que otros te cuentan o en lo que lees que otros han escrito? ¿Se puede confiar? ¿Puedes confiar en ti mismo, en ti misma? ¿Se puede confiar? ¡Bien! Entonces ¡no te preocupes! No te preocupes. ¡Relájate! ¡Eso no es asunto tuyo!

Cuando hablo de entrega, el ego se asombra (por no decir que se asusta), porque lo único que el ego quiere es tener el control. Cuando hablo de entrega, me refiero precisamente a lo que te estoy diciendo: abandonarte, arrojarte, dejarte llevar a los pies de la Gracia, de Dios... "Pero ahí, cuando usas la palabra Dios, ¿de qué estás hablando, Maestro?”… "Oh, Gurú, ¿de qué estás hablando? Me siento muy cómodo cuando usas la palabra Dios, y cuando usas la palabra Conciencia también, un poco. ¡Pero cuando usas la palabra Gurú, me desconcerta por completo!”… "Oh, Gurú, ¿dónde están tus pies, para arrojarme a tus pies? Si me arrojo a tus pies, ¿a los pies de quién me estaré arrojando?”.

Toda esa lucha con las palabras que tienes ahí tiene que caer, porque eso también está en la autoconfianza, en la ilusión de creer que sabes. ¡No sabes nada! Si supieras ya lo habrías resuelto todo. Si supieras algo serías libre, porque la Verdad no viene por partes; no es como las cuotas de la tienda de electrodomésticos, que las pagas hasta que un día las liquidas. La Verdad es como un bloque así: oh... boom... Cae sobre ti y te aplasta. No sabes qué es la Verdad, pero tienes la arrogancia de creer que sabes: que sabes dónde está la Verdad y dónde no está; dónde está Dios y dónde no está; qué es verdadero, qué es falso, qué es real y qué no es real para ti. Sin embargo, estás como una cucaracha tonta.

Cuando hablo de entrega, me refiero a desistir… Desistir de confiar en ti mismo. Fíjate que esto es lo contrario de todo lo que has aprendido toda tu vida: la autoafirmación. Dejen todo lo que hayan oído, leído, aprendido, en cursos o en libros de autoayuda, en terapias, ayudas para curarse (¿De qué? ¿De quién? ¿Qué cura es esta? ¿Quién puede curarse? ¿Quién puede salvarse? ¿Quién sabe?) ¿Quién conoce la verdad? Cuando hablo de entrega, me refiero a dejarlo todo, a dejar que esta Conciencia, esta Presencia, este Gurú (llámale como quieras), se encargue, que se encargue del asunto, de este asunto. Ramana decía: "¡Déjalo en manos de Bhagavan, que Bhagavan se encarga de ello!".

Trece de abril de mil novecientos cincuenta (13/04/1950), era una mañana... El sol llenaba toda aquella montaña, las nubes de una belleza extraordinaria en el cielo azul, los pájaros cantando... Todos los que rodeaban a Ramana esa mañana estaban supremamente preocupados por ese cuadro. Las últimas noches, el que dormía con Bhagavan había comentado que su cuerpo gemía bajo ese dolor, bajo ese dolor del cáncer, de esa enfermedad mortal. ¡Todos estaban preocupados esa mañana! Él abre la boca, mirando a todos, con una mirada indescriptible, en un profundo silencio, en una completa desidentificación con el cuerpo, y dice a todos los presentes: "¿Por qué están tan preocupados? Mañana todo estará bien. ¡Mañana todo estará bien!

Llega el día siguiente... 14 de abril, un día de Presencia indecible en el Ashram, un Silencio, una Gracia, un poder imperioso bañando toda la montaña de Arunachala. El sol se pone ese día y, a las 20:47 (ese día, 14 de abril de 1950, un minuto antes), el pavo real hace ese ruido común, que hacen todos los pavos reales... Uno de ellos hace ese ruido, ese sonido, una mezcla de cántico con un grito ensordecedor. Ramana, que estaba tumbado, hace un esfuerzo por acomodarse (y algunos le ayudan en ese momento)… Aún es capaz de sentarse, en ese minuto antes (20:47), y después de ese sonido del pavo real, sus últimas palabras son: “¿Le han dado comida?" Repite, preguntando por segunda vez: “¿Ya le han dado comida?". El Silencio vuelve de nuevo y se dan cuenta, sienten, que es el momento de dejar al Maestro sentado. En ese momento, ¡todo está bien! Ocurre su última respiración.

¡No se preocupen! ¡El Gurú siempre es real si la devoción es real! Siempre es la Verdad si tú eres la Verdad. Todo acaba bien al final, muy bien, ¡siempre!

Transcrito a partir de un discurso dado en un encuentro presencial en la ciudad de Campos do Jordão, en el Ramanashram Gualberto, en junio de 2016. Publicado por primera vez en portugués el 28 de junio de 2016. Para más información sobre nuestras reuniones, haga clic aquí .

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