jueves, 31 de diciembre de 2020

Descubra la verdad de la ilusión de la mente

Participante: ¿Cómo es el asunto del sufrimiento, en la visión del que ha despertado?
Marcos Gualberto: Se tiene que diferenciar sufrimiento de dolor. Generalmente, en la mente, se interpreta todo dolor como sufrimiento, pero el dolor es algo físico, y el sufrimiento es psicológico.
El pensamiento no genera dolor físico, solo dolor psicológico, lo cual es sufrimiento. Esto es lo que carga el “sentido de persona”. El dolor físico tiene tratamiento, mientras que el dolor psicológico, el sufrimiento, no termina, está en la naturaleza de la mente.
Realmente, la verdad que hay que decir aquí es que la mente no va a dejar de producir dolor psicológico. En otras palabras, la mente jamás va a dejar de sufrir, pues esta es su naturaleza. ¿Por qué digo esto? Porque la mente tiene ese perfil, esa naturaleza dualista. La mente nunca dejará de experimentar dolor, simplemente porque vive en un mundo de opuestos, porque vive en contraste. Entonces, el placer es el otro lado del dolor.
Participante: Maestro, ¿todo dolor emocional es sufrimiento? ¿Incluso cuando es una respuesta inmediata al ambiente, como una pérdida, por ejemplo?
Su cuerpo tiene un sistema de autoprotección. El cuerpo traduce un ataque, una agresión, una incisión, un corte, una herida, en dolor. Esto está en el sistema de defensa del organismo, en ese mecanismo vivo. Es algo natural. Pero cuando usted pierde a alguien no es así. Usted dice: “Incluso cuando es una respuesta inmediata al ambiente”. ¿En qué sentido usa usted la palabra “ambiente”? Porque la pérdida de alguien solo representa una respuesta inmediata a un ambiente puramente psicológico. Solo psicológicamente se puede evidenciar el asunto de la pérdida de alguien y, naturalmente, con un dolor emocional asociado a eso.
Entonces, usted pregunta. “¿Todo dolor emocional es sufrimiento?”. ¡Evidentemente! Todo dolor psicológico, por fuera del dolor físico, neurofisiológico, es sufrimiento. Únicamente el sentido psicológico del “yo” experimenta el sufrimiento y ese “ambiente”, que es de orden puramente sentimental, emocional.
Entonces, ¿dónde se encuentra su sufrimiento? Está en el “sentido del yo”, en el “sentido de ser alguien”, moviéndose en el “ambiente” de relaciones con objetos —objetos inanimados, como el tapete de su sala o el auto que conduce; u objetos animados, como su hijo, su nieto, su marido o pareja—. Toda relación de la mente es con objetos, porque esta siempre se ve como el sujeto, como el “Sol centrar” del “cosmos”, del “universo”.
Lo curioso es que la palabra “cosmo”, en griego, significa belleza o bello, pero no hay nada de “cosmo” en el mundo de la mente. Todo lo que el ego vive es sufrimiento, porque todo lo que vive es su relación en dualidad, en separación. Usted no se va a librar del sufrimiento mientras permanezca en la ilusión de verse como una entidad separada en la experiencia. En cuanto usted se esté viendo en un relación, en una acción entre dos, el sufrimiento estará presente.
La vida no está sucediendo de esa forma. Esa forma es imaginaria, creada por una presunción, por una presuposición. La presuposición es: “yo y el mundo” o “yo y el otro”. Cuando parece que, en este “cosmo”, en este “universo”, está habiendo una violación, que ocurre cuando el objeto de ese sujeto, que es el “yo”, está siendo retirado (como en el caso de la muerte o la separación), él se resiente, porque no puede ser feliz sin estar satisfecho con su objeto —y aquí, el objeto es el otro—.
Perciban que a la mente no le gusta perder, y sí ganar, porque ganar le da la sensación de satisfacción, de importancia, de validación, de clasificación. Cuando la mente obtiene mucho o todo lo que desea, tiene lo que llamamos “éxito”. Entonces, ganar es éxito y perder es fracaso. En nuestra cultura, apreciamos a las personas exitosas, por representar lo que, en el ego, deseamos ser: alguien que conquista. Pero aquí nos deparamos con la situación de la que hablé hace poco. La naturaleza de la mente es vivir en la dualidad, así que busca el éxito, porque éxito es ganar, sin embargo la mente siempre experimentará pérdida también, lo cual para esta es sufrimiento.
Así, observando de cerca, usted descubre que ganar también es sufrimiento, porque todo lo que se gana, se pierde. Si usted tiene un marido, un día él se va, va a morir. Si usted tiene un hijo, un día él muere o sale de casa, y usted lo deja de tener. Todo lo que usted adquiere, en el sentido de “ser alguien poseyendo”, lo cual es típico de la mente, se perderá en algún momento. ¡Es una ilusión creer que no habrá sufrimiento! En cuanto la mente esté presente, habrá sufrimiento. ¡La mente siempre experimentará sufrimiento!
Es algo que se volvió muy común entre nosotros, los llamados “seres humanos”, vivir en esta dualidad, en este sufrimiento, en la mente, en el “sentido de persona”.
Participante: Maestro, ¡usted lo derrumba todo!
Marcos Gualberto: Solo puede derrumbarse lo que no tiene estructura. Lo que no es sólido puede caer, lo que no tiene realidad puede desaparecer, lo que no está firme se puede tumbar. El mundo, en la mente, es ficticio, es un mundo sin estabilidad real. ¡No hay Verdad en la mente! Todo su mundo psicológico es falso, ¡es un fraude! Sus pensamientos, emociones, percepciones y sensaciones pueden traducirse, analizarse e interpretarse. ¡Todo esto hace parte de algo inestable! Únicamente su Ser no puede “derrumbarse”, solo su Naturaleza Esencial no se puede “tumbar”. Esto no está “equilibrándose”, no es susceptible de “caer”, porque no hace parte de la mente, no hace parte de su mundo.
Entonces, ¿qué es el sufrimiento? El sufrimiento es una interpretación de pura resistencia a la forma que la vida asume en este instante. Usted no puede olvidar que la Vida no considera su historia. Nunca confunda la Vida con la historia. La Vida no es la historia de la humanidad ni la historia particular de ese “usted”, que usted creer ser. La Vida no considera esa historia algo muy relevante, pero el ego no lo ve así; el ego se siente importante. “Importante” de forma negativa, en lo que ustedes llaman “baja autoestima”, o de forma positiva, en lo que ustedes llaman “autoestima”. De una forma muy especial, el ego se siente importante. Todo le está ocurriendo a él, pero el ego no tiene en cuenta que la Vida no lo ve. ¡El ego no tiene en cuenta que no es real!
Lo que no falta son personas revoltadas con la Vida, con lo que sucede, como si la Vida estuviera sucediendo para las personas, pero la Vida no las ve, no toma en consideración sus historias. A veces, la Vida rompe un proyecto, deshace un objetivo, un sueño. Como la Vida no toma en consideración su idealismo, su imaginación, Ella llega y acaba con eso, y su ego se rebela, como si lo estuvieran traicionando, engañando, eludiendo. ¡Todo esto es autoproyección! Es la ilusión del “yo” en su mundo particular.
Usted dice: “¡Sus palabras derrumban todo!”. No, mis palabras dicen que no existe nada. Si algo se está quebrando, es solo la ilusión.
Participante: ¡Tengo un ego enorme, una nariz respingada y soberbia! Nadie me soporta, pero la culpa es mía, porque el otro no existe y yo no estoy aquí, ¡es una mera ilusión!
Marcos Gualberto: Si es mera ilusión, ¿de quién es ese ego enorme, esa nariz respingada y esa soberbia? ¿Quién es esa criatura insoportable? ¿Quién es esa criatura que dice: “¡La culpa es mía! El otro no existe y yo no estoy aquí, ¡esto es una mera ilusión!”? Un conjunto de pensamientos, ¡tan solo eso! Una imagen que el pensamiento construye de sí mismo y pone una entidad presente ahí, en esa imagen, con un nombre.
Incluso considerarse un ego enorme es una gran consideración. No es cualquiera quien tiene una nariz respingada, ¿no es así? Soberbios no son todos y no todos sienten culpa. Parece que, para más o para menos, la ilusión de la falsa identidad siempre se siente importante, ya sea en el autodesprecio o en el autoaprecio. ¡Todo es fantasía! Aquí tenemos que investigar la naturaleza ilusoria de la mente y descubrir que no hay una entidad presente en esta experiencia.
Observar la naturaleza ilusoria de la mente no es autoanálisis, no es autoevaluación ni autorreflexión. Observar la naturaleza ilusoria de la mente es posible porque la Naturaleza de la Consciencia es pura Observación, sin escoger, sin nominar, sin autoclasificar, sin autoimportancia, sin autodesprecio, sin autoanálisis, sin autoevaluación. La Naturaleza de la Consciencia es Ser, algo simple y natural, sin la ilusión de la idea de un “yo”, que se separa para analizarse a sí mismo, para descubrir quién es, para autoevaluarse.
Entonces, en estos encuentros, mi propuesta es que usted descubra la verdad de la ilusión de la mente. Usted no es la mente, usted no es nada que la mente esté produciendo. Usted no es el cuerpo, no es la historia, no es lo que gana, no es lo que pierde, no es el que nació, no es el que va a morir, no es el que cree ni el que no cree.
Participante: Maestro, ¡usted es el Amor!
Marcos Gualberto: El Amor es la Naturaleza de la Consciencia, la Naturaleza del Ser; el Amor es Usted. Usted no es la naturaleza de la mente, no es la naturaleza del “yo”. ¡Entienda eso! Usted es la Naturaleza del Ser, la cual es Amor, Sabiduría, Inteligencia, Verdad, Belleza Real… ¡el Cosmos!
Transcrito a partir de un discurso en un encuentro online, ocurrido el 18 de agosto de 2020. Para más información sobre nuestras reuniones, haga clic aquí.

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