jueves, 25 de marzo de 2021

El reinado de la ilusión

El ego nos pone en el centro del universo. Una vez que el ego se instala, usted está esclavizado por el tiempo, porque pasa a vivir en una historia. ¿Quieren que hable sobre esto? Esta es mi especialidad: mostrarle lo que ha hecho el ego, lo que ha estado haciendo en la historia humana, en su historia. De hecho, solo hay historia en el ego.
Esta centralización de una entidad es obra de la ilusión. La falsa identidad se centra en un universo que ella misma fabrica. El ego se instala en el centro de ese universo imaginario, separado de todo y esclavizado por el tiempo: crea tiempo y construye una historia. Ese es su condicionamiento: dolores, resentimientos, rencores, frustraciones, desesperanza... El lado positivo también: entusiasmo, ilusión, esperanza... Esta personalidad vive en sueños, miedos, deseos y presiones de todo tipo.
El ego crea un torrente constante, un enorme y extraordinario volumen de estructuras mentales. En el centro de esta estructura, se sienta como un rey y se llama a sí mismo “yo soy”. El primer nombre es “yo”, el segundo “soy”. Luego de este “yo soy”, el ego asume varios seudónimos: “yo puedo”, “yo tengo”, “yo quiero”, “yo hago”, “yo controlo”, “yo realizo”… Son todos seudónimos de este “yo soy”.
Este condicionamiento proviene de la niñez. El resultado es usted aquí, sentado, con una gran dificultad para atender un discurso como este, resistiéndose, interpretando, juzgando, evaluando, viendo si está bien o mal, si se ajusta a su programa, a su trasfondo de condicionamiento, si esto se puede aceptar o rechazar…
La verdad es que este “yo soy”, este rey, toma esta posición desde la infancia, ¡y nosotros nos involucramos mucho con esto! ¡Lo tomamos como real de una manera muy estrecha y mediocre! Así, “él es lo que somos”. Esta suposición es insidiosa, ¡y nos enamoramos de esto! Esto toma el lugar de honor, se enorgullece, habla en nuestro nombre, siente en nuestro nombre, pretende en nuestro nombre... De hecho, no sabemos cuál es nuestro nombre, pero esta falsa identidad ya asumió el "yo soy" y se pasa por nosotros.
Desde pequeños nos involucramos, nos enamoramos y crecemos con este arsenal bélico para defendernos de ataques enemigos. Un arsenal de autodefensa para defendernos de enemigos imaginarios. El ego, sin dudarlo, asume que él es lo que somos. Entonces toma el lugar de honor, pensando, sintiendo, hablando, actuando, decidiendo, resolviendo, creciendo, y luego relacionándose íntimamente, casándose, procreando... Le encanta procrear, le encanta continuar con su descendencia. Adopta una voz, una forma, una apariencia y comienza a tomar decisiones y a protegerse. Tiene un arsenal para defenderse contraatacando a los enemigos imaginarios que presenta la vida. Para él, la vida es hostil, la existencia es muy hostil. El ego se siente atacado, ¡y tiene un enorme arsenal de autodefensa! Cada día desarrolla nuevos planes y formas de autodefensa y contraataque, para protegerse de la hostilidad en la que vive.
Usted descubre en la existencia, en la vida, cómo se mueve esta estructura, cómo se moldea y se construye. Descubre también cómo deshacerse de ella. Esto no lo aprendemos con los demás, lo aprendemos observándonos a nosotros mismos, investigándonos momento a momento. Incluso porque usted es el resultado de milenios de "evolución de la consciencia humana".
No escuchen este discurso pasivamente. Vayan escuchando y observando ese amor de la infancia que ustedes tienen.
El ego incluso adopta esta voz y se coloca en el punto más alto, desde donde comienza a tomar decisiones. De hecho, descubrió: “puedo pensar”, “puedo hacer”, “puedo realizar”. A su ego no le importa lo que él mismo produce como pensamiento. Dice que va a hacer cosas solo de una forma verbal; es solo un pensamiento expresándose. Pero el control que tiene es tan soberano que no respeta los pensamientos que él mismo ha producido, y rápidamente usted está atrapado en la fuerza del hábito. “Voy a dejar de sufrir”, esto es solo un pensamiento. La fuerza del hábito de sufrir no respeta el pensamiento “voy a dejar de sufrir”.
Este supuesto rey en el trono controla este universo. ¡Control total! Él no tiene el poder que se atribuye, pero lo toma, tiene fuerza para tomarlo. El pensamiento dice “dejaré de sentir culpa”, “ya no le voy a extrañar”. Es como decir “voy a bajar de peso” o “no voy a beber más”. Son solo pensamientos. Este falso rey, con una insignia falsa, gobierna y es severo contra sus enemigos, tiene un arsenal de autodefensa extraordinario.
Mírese a sí mismo, mire lo que el pensamiento genera en usted, mire la diversidad de imágenes que el pensamiento construye, generando todo tipo de conflicto y sufrimiento, de los que usted no se puede deshacer con una simple decisión del pensamiento. ¿Sabe por qué? Porque ese falso rey viene dominando, viene controlando, viene reinando sobre el universo que él mismo construyó. Ha sido así desde la infancia.
Usted tiene miles de pensamientos todos los días. A su mano no le importa lo que piensa su mente. A su boca no le importa lo que dicen sus pensamientos sobre el efecto de la pasta o el exceso de carbohidratos. Este rey no porta la insignia real, ni tiene el pode atribuye, pero toma un poder extraordinario que no se puede subestimar nunca.
¿Qué es esa sutileza? ¿Qué es esa habilidad? ¿Qué es ese poder? ¿Por qué el ego toma tanto control? ¡Porque ese lugar está ocupado! Un lugar que no es fácilmente visible. ¡El ego tiene el control!
Sus pensamientos, sus emociones y sus experiencias sensoriales suceden y son determinadas o controladas por esta voluntad fuerte e imperativa: la voluntad del “yo”. ¿Y por qué este lugar no se ve? Porque es invisible. El ego, el “yo”, vive en el lugar invisible, en nuestro lugar. Lo que se puede ver en este lugar es un rey tirano, dictador, usurpador del trono, construyendo y sustentando una historia.
El lugar de la Realidad, de la Consciencia, es invisible, o mejor dicho, no se ve fácilmente, porque esa voluntad, ahí, ha sido gobernada, desde la infancia, por ese usurpador del trono, ese falso rey. El ego reside en ese lugar invisible. Usted no sabe quién es usted porque no logra ver su lugar. Entonces, no hay una Verdad reinando; solo una voluntad tiránica de un rey usurpador del trono.
El pensamiento dice “yo voy” y se hace pasar por la fuente de la Inteligencia, de la Sabiduría, de la Consciencia. Se apodera de este lugar diciendo “yo voy”, “yo quiero”, “yo no quiero”, “me gusta”, “No me gusta”. ¡Una aberración! El ego es una aberración dentro de una referencia totalmente equivocada.
Nuestro Verdadero Yo, nuestro Verdadero Ser, nuestra Verdadera Consciencia, no actúa por voluntad. Hay una Inteligencia tan excelente y de una cualidad tan misteriosa, que todo sucede sin esfuerzo, sin determinación, sin intención, sin deseo ni miedo. Su Ser tiene esta Belleza, ¡pero esa aberración no! Esa aberración solo crea confusión, desorden, estropea todo, falsifica todo, falsifica los sentimientos más hermosos, las expresiones de pensamiento más hermosas dentro de esta Inteligencia.
Esta aberración lo falsifica todo, nos vuelve seres mediocres, infelices, complejos, traumatizados, sintomáticos, miserables, haciendo uso de ese arsenal de autodefensa, atacando todo el tiempo y defendiéndonos de uno o más enemigos imaginarios, en una vida hostil, en una existencia que es solo sufrimiento. Todo esto está en la postura o la actitud de la “persona”. Esta Inteligencia, Esta Belleza, es usurpada por el ego, por eso hay una aberración de inteligencia, una aberración de belleza, una aberración de consciencia. El ego es una falsa autorreferencia que trabaja con pretensiones, siempre escondiéndose, defendiéndose, resistiendo.
Transcrito a partir de un discurso en un encuentro online, realizado el 27 de Septiembre de 2020. Para más información sobre nuestras reuniones, haga clic aquí.

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