domingo, 15 de noviembre de 2020

No estamos listos para enfrentar el dolor

Participante: Ayer, usted nos dijo que no estamos listos para enfrentar el dolor. ¿Qué significa eso?
Maestro Gualberto: Nosotros somos protegidos del dolor desde pequeños. Nuestros padres siempre tuvieron una amorosidad ignorante, nos protegieron demasiado. No querían vernos sufrir. Siempre nos protegieron del dolor, tanto físico como emocional. No sé si ustedes entienden a qué quiero llegar. Si usted es protegido de la frustración, no la ve como algo natural. Si usted es protegido del dolor, crece con la idea de que no debe sentir dolor nunca, y para ello, se sigue protegiendo. Así que entra en un juego de condicionamiento psicológico. Cuando recibe un “no”, esto le genera un profundo dolor de rechazo. ¿Qué hace usted para no sentirlo? Ese dolor no lo va a matar, pero para no sentirlo, usted se vuelve un niño tímido, se aleja de personas que lo pueden lastimar, herir, ofender, rechazar.
Así, desde niño, usted tiene ese movimiento interno, queriendo siempre protegerse del dolor. El detalle es que, cuanto más usted se protege del dolor, más se vuelve sensible a él. El resultado es que usted se vuelve un joven y luego un adulto que se comporta como un niño, cuando es rechazado, cuando es herido, cuando nadie lo mira. Cuando nadie dice “hola, ¿todo bien?”, usted mira con sospecha: “Ella no me miró, no le agrado”. Si usted observa bien, el ego es un cúmulo, un conjunto de manías, miedos, preferencias, fantasías, imaginación. Ese es el sentido del “yo”. Toda nuestra cultura está construida en esa estructura. Usted no se queda solo para observar ese dolor, siempre tiene una forma de escapar, de no verlo. Sin embargo, ese ego es una estructura falsa, una mentira.
El dolor psicológico, emocional, no es como el dolor físico, que es neural; ¡el dolor psicológico es imaginario! Y entre más usted huye de él, más sensible se vuelve a ese tipo de dolor. Entonces, ¿qué sucede con el ego? Siente el dolor intensamente. ¡Todo le provoca dolor! Si alguien le habla en un tono de voz alto, esto le causa dolor, entonces, para protegerse del dolor, usted reacciona, usted responde. Responde agresivamente con palabras o con acciones, todo para no sentir dolor, porque está prohibido sentir dolor.
En nuestra cultura, la cultura del ego, de la egoidentidad, está prohibido quedarse con el dolor y resolverlo ahí solo. Usted tiene que descargar, tiene que devolver el dolor, para no sentirlo. Pero ahora usted es una persona agresiva, violenta, llena de miedo y dolor. El dolor continúa, pero en otra forma: la forma de la agresión, de la reactividad, de la violencia. Ahí, usted no está curado del ego, porque no lo ve. Usted solo tendría oportunidad de verlo si pudiera sentir el dolor solo. Al no dar atención a lo que siente, automáticamente, mecánicamente, inconscientemente, usted ya lo repele.
¿Saben qué le he dicho a las personas? ¡Descubran qué es Meditación Real! Yo veo personas practicando meditación, pero ¿sabe qué hacen para practicar meditación? Buscan un espacio silencioso, colocan una música suave, respiran de cierta manera, se quedan ahí diez minutos, media hora, una hora. Hasta ahí, todo bien. Pero cuando se levantan, van a casa, al trabajo o a la universidad, allá su ego es provocado… ¡Ahí es la hora de la Meditación! Ahí está la Meditación, y no cuando se está respirando profundo. ¡Así es fácil! La meditación, como práctica, es algo fácil. Y en la vida, ¿en el día a día? ¡Ese es el ejercicio! Es simple, pero no es fácil.
Mirar el dolor cuando surge y no reaccionar: eso es Meditación, es traer Consciencia para este momento presente, para lo que está aquí y ahora. Este momento es un llamado divino para que usted se conozca, para encontrar a ese niño que fue condicionado a no sentir dolor.
Participante: Me parece que son dos cosas: una es sentir el dolor, y otra es no confiar en la historia que el pensamiento cuenta sobre él.
Maestro Gualberto: ¡Eso! ¡Exactamente eso! Ustedes creen en la historia que el pensamiento crea acerca del dolor. ¡El dolor no es el problema! El dolor es como un fantasma herido, que recibió un golpe. ¡No hay fantasma! Si el dolor está ahí, ¡ok! Pero ¿por qué crear una historia sobre eso? Para protegerse. Para aliviar ese “dolor-fantasma”, su ego reacciona.
Si nuestros padres hubiesen sido buenos maestros para nosotros, nos habrían enseñado eso: a quedarnos solos con el dolor, a no reaccionar como niños mimados. Pero no nos enseñaron eso, no eran Seres Realizados. Ahora, usted es adulto y me encontró a mí, ¡entonces tendremos que corregir eso! Lo que la sociedad no le dio, ¡lo puede dar un Maestro vivo! Pero usted necesita tener paciencia y acoger eso con profunda confianza. Por eso es importante un Maestro vivo: ¡él nos inspira! ¡Su Presencia nos inspira a confiar! Entonces, ¿cuál es mi trabajo con ustedes? ¡Corregir!
El punto aquí es: ¡no reaccione! Esté atento a ese dolor. ¡No reaccione! ¿Su mujer está enojada? ¡No hay problema! ¿Su novio está estresado? Déjelo solo, dele espacio y obsérvese a sí misma, ¡pero no reaccione! Ustedes están aquí para aprender eso, pero es un “aprender desaprendiendo”. Aquí, usted va a desaprender el ser una “persona”. ¡Así es como nace el Sabio! Cuando una persona desaprende el ser una “persona”, ¡descubre su Ser!
Es como quitarse la ropa. Usted no es la ropa, así como usted no es esa programación que se ofende, se lastima, se entristece, tiene rabia de todo, tiene miedo de todo. ¡Eso no es Usted! Entonces esto se desaprende. Es como la ropa, que usted se la quita. ¡Nadie se baña con la ropa puesta! Para bañarse en las aguas de la Sabiduría, de la Consciencia, de la Verdad, usted tiene que despedirse de ese falso “yo”. Entonces, lo Divino, su Ser, se muestra en toda su desnudez, ¡y Él es bonito! ¡Él no hace enemigos!
Entonces, el problema no es el dolor; el problema es “alguien” con dolor. “Alguien” con dolor reacciona. El dolor, en sí, muestra solamente una cosa. Si usted trabaja esto, yo le prometo algo: en poco tiempo, las personas dejarán de ofenderlo, de irritarlo, de entristecerlo… Porque no son ellas las que lo irritan, lo aburren o lo entristecen, es su ego reaccionando el que lo hace. ¡Su ego hace enemigos! Reparen en lo que dije: ¡su ego hace enemigos! Cuando usted dice, internamente, “él no me agrada. ¡Qué jefe tan malo! ¡Qué trabajo horrible!”, eso no está allá; ¡está todo adentro! ¿Entienden? Su problema no es el mundo, sino su ego, su mente, su interpretación, su relación mal resuelta consigo mismo. ¡Resuelva eso ahí dentro!
Lo que yo le digo aquí no es un concepto, una creencia o una teoría. ¡Yo soy eso! ¡Yo vivo eso! ¿Sabe lo que eso significa? ¡Que Eso es su Verdad! Yo no le estoy diciendo que lo aprenda a hacer. ¡Le estoy diciendo que Lo asuma! ¡Desaprenda! ¡Desaprenda lo que usted no es y quédese con lo que es! Desaprenda esa autoimagen, las creencias que usted tiene sobre sí mismo. Quédese desnudo, quítese la ropa, vaya a la ducha, ¡tome un baño de Comprensión, de Inteligencia, de Verdad, de Amor Divino! ¡Eso es Meditación!
Transcripción de un discurso realizado en un encuentro presencial en la ciudad de Graz, Austria, el 25 de Noviembre de 2019. Para más información sobre nuestras reuniones, haga clic aquí.

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