miércoles, 29 de julio de 2020

El centro falso

La ilusión de confiar en que usted es una persona siempre trae el peso de la necesidad de personas. Lo pondré mejor: ¿qué necesita una persona para ser feliz? Necesita amistad, gratitud, reconocimiento… ¡Tiene un millón de necesidades!
El cuerpo es solo una apariencia y la idea de un centro presente en la experiencia de la vida es solo algo imaginario que no tiene sustancia, no lleva ninguna forma de realidad. ¡Es un centro aparente en un cuerpo aparente! El pensamiento crea la idea de una persona presente, y si “yo” soy una persona, “yo” necesito lo que las personas necesitan. Entonces, ¿qué quieren las personas? ¡Es lo que “yo” quiero! De una forma práctica, aquí está la diferencia entre estar en Felicidad y vivir en miseria.
Mientras la ilusión de ser una persona esté presente, la búsqueda de algo mantendrá la miseria. La percepción está presente, ¡pero la ilusión es que hay un centro ahí! Por ejemplo, en este momento, la sensación ahí es de que existe un centro de percepción escuchando estas palabras. ¡Perciba cómo es mágico este juego divino! Existe la sensación de que hay un centro experimentando percepciones auditivas, visuales, sensitivas, ¿no es así? Esa sensación es imaginaria, es del pensamiento, ¡porque ese centro no existe! El sentido de persona está manteniendo ese centro, el cual mantiene el sentido de persona, que está en búsqueda de algo. ¡Vea cómo ocurre esa magia de la egoidentidad! ¡No existe, en absoluto, ningún centro de experiencia aquí o ahí! ¡No hay un centro! ¡No hay alguien hablando ni alguien oyendo, no hay ningún experimentador ni experiencia particular sucediendo! He intentado de diversas formas, mostrarle esto, el truco, toda la magia.
Cuando sueña usted por la noche, la idea es la de que usted está ahí y de que hay un mundo a su alrededor, donde las experiencias ocurren. Así, la idea es que ese mundo es real y que usted es el personaje central en toda la experiencia. Ese centro ilusorio mantiene la realidad de un mundo externo presente a su alrededor. Sin embargo, al despertar, ¡usted ve que no había ningún centro en la experiencia! Nada en el sueño estaba ocurriendo para un centro de experiencia presente.
Ahora, en este instante, usted tiene la idea de ser un centro viviendo experiencias que ocurren. Cuando usted dejó de soñar y despertó por la mañana, se ha dado cuenta que el mundo y usted eran una sola cosa. ¿Qué diferencia había entre usted en el sueño y lo que ocurría en el sueño? Cuando despierta, ¿ve alguna diferencia? ¿No ve que quien vivía el sueño y el sueño mismo eran una sola cosa? ¿Hay diferencia entre alguien viviendo el sueño y el propio sueño? Ahora que está despertando, ¿puede separar al soñador —el personaje con sucesos ocurriendo a su alrededor— del propio sueño? ¿Puede separar a la “persona” que usted creía ser en el sueño del sueño alrededor? Por ejemplo, en el sueño usted caminaba en una carretera, escuchando música, y ahora despertó. Al recordarlo, ¿no ve que el sueño y usted tenían la misma calidad? ¿No era usted, el caminar y la carretera hechos del mismo material? ¿Había un centro de experiencia ahí o solo una experiencia sin centro? ¿No era el material de la carretera el mismo material del cuerpo, del sonido que se escuchaba y del caminar? ¿No fue todo lo que pasó en el sueño, inclusive su presencia en él, un material creado, imaginado y producido por la mente? Así que, ¿es posible separar el viento que soplaba en esa carretera por donde usted caminaba, el caminar, usted mismo y el sonido de la música? ¿Puede decirse que había un centro que, percibió, por separado la experiencia? Ahora, aquí, despierto, ¿dice usted que había un centro percibiendo eso o se le nota que estaba sucediendo un todo, una imagen, una película?
Devoto: ¿Tiene usted alguna consciencia de un observador en el sueño?
Marcos Gualberto: ¿Usted tiene consciencia de un observador ahora, aquí? Es como sucede en el sueño. ¿Ahora, qué es ese observador? ¿Está separado de esta experiencia? ¿Es posible separar a quien escucha de lo que escucha? ¿Es posible separar lo que se ve de quien lo ve? Si no, ¿dónde está ese centro? ¿Si se retira el objeto observado, para dónde va el observador? ¿Si usted retira la música de quien la escucha, para dónde va el que la escucha? Así que ahora es más fácil percibir que no existe un centro de experiencia, que la experiencia solo existe si hay un experimentador. ¡No hay ningún centro ahora, aquí! ¿Percibe que no existe nadie ahí ahora? Están solo las sensaciones físicas, térmicas, auditivas y visuales surgiendo y desapareciendo, ¿no es así? Si después de este paso a paso, eso quedó claro, puedo entrar en lo que dije al principio: mientras el sentido de persona esté presente, existirá la necesidad de cosas. ¿Recuerda? Las cosas de la “persona”. Pero ¿qué necesita esa “persona” siendo que no existe? Perciba que la “persona” es la imaginación de un centro viviendo experiencias. Perciba que la “persona” es una ficción creada por el pensamiento, viviendo una vida propia, teniendo experiencias particulares y necesitando cosas.
Entonces, ¿cuál es el secreto de la Meditación? Ver que los sentimientos y pensamientos surgiendo ahora no tienen un centro particular. ¿Entiende esto? El pensamiento, el sentimiento y la sensación presentes no tienen un centro particular para manejarlos, para administrarlos. Así que si usted solamente permanece sin ese centro, que es ese controlador, no tiene cómo ser infeliz, cómo ser miserable. ¿Y por qué no? Porque usted ya no está ahí exigiendo algo. ¿Está claro eso? Su exigencia es lo que lo vuelve miserable, porque eso es lo que sostiene a ese “centro” siempre infeliz, siempre insatisfecho. Eso es lo que crea el sentido de separación, el ego, lo que lo mantiene fuera de su Estado Natural, que es Consciencia, que es Ser. Basta un solo pensamiento tomado como verdad para que ese “centro” permanezca miserable. ¡Basta un solo pensamiento! El falso centro está en el pensamiento que dice “yo”, “mí”, con todos los sentimientos y emociones asociados a él. Lo pondré aún más simple: si surge el pensamiento, ya se sobreentiende que es para un “centro”, para un “yo”. Si usted no lo cree, si no apoya ese pensamiento, ese centro falso no tiene cómo prevalecer y continuar. No es que primero exista el “yo” y después el pensamiento; ya se sobreentiende que el pensamiento trae un “yo” presente, un centro imaginario. ¡El pensamiento mismo viene de ese hábito!
¿Por qué para un Ser Realizado es tan leve permanecer sin pensamientos? Porque esto ya no encuentra un apoyo para un “centro”, un alimento para un centro ilusorio. Entonces, ¿en qué difiere el Estado Natural del estado del hombre común, en esta relación con el pensamiento? Verá, el pensamiento ocurre para el hombre común y para el Sabio, pero el Sabio tiene levedad, ¿por qué? ¡Porque el centro imaginario ya murió de hambre! ¡Desapareció por no tener comida! ¡Estuvo tanto tiempo sin comer que murió! Cuando el pensamiento surge para el Sabio, es solo un fenómeno existencial, pero para el hombre común, que siempre se alimenta de ese falso centro, el pensamiento es la verdad.
Así que el Sabio vive en Felicidad porque no tiene eso que alimenta la constante búsqueda de la “persona”. Así, ¿le sucede el pensamiento a Ramana, Buda, Jesús y Gualberto? Sí. Pero ese centro imaginario, alrededor del cual y para el cual suceden las experiencias, ¡ya no existe! De esta forma, los pensamientos son tan solo un fenómeno, una aparición sin importancia personal, porque no hay “persona”; sin la importancia para un “centro”, porque este ya no está presente como imaginación.
Transcrito de un discurso ocurrido el 25 de febrero de 2020, en un retiro en la Isla de Itamaracá - estado de Pernambuco - Brasil. Para más información sobre nuestras reuniones, haga clic aquí.

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