domingo, 8 de agosto de 2021

El mundo no es responsable por tu confusión

Todos buscan la Libertad, la Paz, pero el propio pensamiento y el sentimiento que tienen sobre quiénes son, sobre lo que es la Vida, sobre lo que es el otro, es lo que les impide vivir en esa Paz, en esa Libertad. El que siente esta Libertad, esta Paz, es precisamente el que no piensa —el que no piensa que está viviendo, el que no cree que está viviendo—. El que no siente esta Paz y esta Libertad no puede saber lo que es la Felicidad, porque piensa y siente como una entidad separada, como alguien que controla todo, o que quiere controlar todo, pero no puede. En el fondo, sabes que no puedes, y sin embargo insistes. En el fondo, sabes que tus pensamientos son interpretaciones sobre la vida, sobre el mundo, sobre el otro, sobre lo que eres, y estos pensamientos te molestan, te entristecen, te hieren, te hacen sufrir.

Sin investigar la naturaleza de lo que piensas y sientes, permaneces perturbado, naturalmente confundido. Así, lo que prevalece es el sufrimiento. ¡No hay Paz en este estado! Tu guerra es lo que produce el conflicto que vives, no lo que ocurre en el exterior. Todo sufrimiento es una autoproyección, es algo que está ocurriendo dentro de ti. No es el mundo, no es la vida, no es el otro el responsable de tu confusión y por ende de tu sufrimiento, de esta guerra y conflicto en el que te encuentras. Es necesario eliminar estos obstáculos, y es el pensamiento el que los sostiene.

El sentimiento es algo muy conectado al pensamiento, algo que está dentro de una gran limitación. Tú te confundes con esto, te identificas con esto, te pierdes en esto. Es sobre esto que hemos venido hablando. Tus acciones se basan en las impresiones que causa el pensamiento, impulsadas por el sentimiento estrecho y limitado, que está unido al pensamiento. Por lo tanto, tus acciones nacen de esta confusión y producen más conflicto, más guerra, más sufrimiento.

Una vez confundido, debes detenerte y observar lo que sucede allí dentro. No debes realizar ninguna acción ni hacer nada hasta que haya claridad. Pero no puede haber claridad cuando estás confundido, no puedes actuar inteligentemente cuando estás perturbado. Esto explica por qué hay tanto sufrimiento en el mundo. Tú te ves a ti mismo como una persona capaz de resolver los problemas que su propia mente está creando, capaz de deshacerse del lío en el que se ha metido sin querer. ¡Todo esto está ocurriendo dentro de ti! Por mucho que intentes librarte, no puedes, porque tu acción nace de la confusión, y si nace de la confusión, tu búsqueda para librarte de esta no es verdadera.

No sabes qué es la Libertad, así que no puedes encontrarla buscando. Pero en la mente proyectas deshacerte de esto a través de una acción. En esta confusión, te metes a hacerlo y te involucras con esto. Por supuesto, si no sabes lo que es la Libertad... ¿qué puedes hacer? ¡Tan solo huir! Así que tu acción es para librarte del malestar, de la situación en la que la mente, en la que tu propio pensamiento y sentimiento te han puesto —lo cual es una característica muy presente en esta falsa identidad, en este ego—. Así que te encuentras sufriendo, confundido, en guerra, en conflicto, buscando… No la libertad, porque no sabes qué es la Libertad, sino algo que alivie el dolor. Sin embargo, nada de lo que hagas lo resolverá.

Así que pasas de los veinte años de edad, vives otros veinte, otros cuarenta, otros sesenta años, y luego mueres, pero sigues en la misma condición. No hay Felicidad, no hay Amor, no hay Paz, no hay Inteligencia, porque lo que prevalece es la confusión, la identificación con lo que produce el pensamiento, con lo que produce el sentimiento; tú crees en lo que dicen. Esto se confirma una y otra vez con evidencias externas. Todo lo que la mente egoica sabe hacer es confirmarse a sí misma, haciendo que el mundo, que las cosas que ocurren, parezcan muy reales. Este es un viejo truco del ego, un viejo truco de la "persona", para poder seguir viviendo su historia.

Así que lo correcto es quedarse en silencio, librarse de todo este contenido, de todo este peso interior, de toda esta confusión, pero no puedes hacerlo tú. Solo una acción de la Gracia Divina, una acción de la Verdad, puede acabar con la ilusión, y esto ocurre cuando te detienes. Tienes que estar quieto, tienes que descubrir qué es estar verdaderamente quieto. Tu mente te pone en estados. Tú eres aquel en el que surgen todos los pensamientos y sentimientos, pero tu hábito es confundirte con esto, creerlo, mantenerlo.

Tú eres algo que está más allá del pensamiento y del sentimiento, más allá de la confusión, por lo tanto más allá del sufrimiento, la guerra y el conflicto que surgen a causa de ello. Pero no te conoces, no sabes nada de ti mismo, no conoces la Verdad de tu Naturaleza Real. Hay actividades internas creando esta agitación. El cuerpo está agitado, la mente está agitada, los sentimientos están agitados... ¡tú estás agitado! Te estás confundiendo con el cuerpo, con la mente, así que no hay Conciencia. Cuanto más consciente te vuelves, más claro queda que tú no eres eso. En proporción directa a esta inconsciencia, cuanto mayor es la confusión, más se establece la ilusión como verdadera.

Así que, una acción Divina, una acción de Gracia que surja de esta Quietud es necesaria para que haya más Conciencia, hasta que esta Conciencia se vuelva absoluta y el conflicto termine, la ilusión desaparezca, la guerra ya no esté ahí dentro de ti. Entonces no habrá más sufrimiento. Permanecer en esta Luz de la Conciencia pura, que se asienta en esta Quietud por una acción de la Gracia Divina, trae el reconocimiento de la Verdad sobre quién eres. Estar allí significa una vida libre de sufrimiento, una vida libre de esta egoidentidad, junto con toda la confusión que esta produce. No tienes ninguna referencia a tu alrededor. Todos los días vives y convives con personas, y la primera y más importante es la persona más difícil con la que tienes que tratar: ¡esa persona eres tú! La persona número uno en tu vida es la más confusa.

Mi invitación es a que descubras la Verdad sobre quién eres. Mientras que no se establezca esta Verdad, prevalece lo que no eres Tú, y esto sí sufre las consecuencias de lo que sientes, de las actitudes que tomas, de las acciones que practicas... Sufre las consecuencias de creer ser "alguien". Se necesita una profunda investigación y una gran entrega a la Verdad de que de no eres el cuerpo, de que no eres la mente, para que puedas decir: "No soy yo quien hace las cosas. No estoy haciendo nada, no hay nadie aquí que haga cosas”. Hasta que esto no se establece de una forma real, es puro engaño. Aún es la mente egoica intentando hacerse pasar por la Verdad.

Participante: Lo que más quiero es lograr desidentificarme de este falso “yo”, pero ¿cómo lograrlo?

Maestro Gualberto: No es posible. Esto no es algo que tú logras; es algo que asumes. Lo asumes cuando hay Conciencia. Si no hay Conciencia, cualquier esfuerzo para alcanzarla es solo el movimiento de este falso “yo”. En realidad, lo que busca este falso yo es deshacerse de las molestias momentáneas. La realización, la Comprensión de la Verdad sobre ti mismo, es la muerte de la condición de "identidad presente", de la "persona" que el pensamiento en tu cabeza trata de reafirmar todo el tiempo, trayendo la sensación de un "yo" presente, de "alguien" sintiendo, pensando, haciendo, resolviendo…

Esto se tiene que entender sin el intelecto, porque en el intelecto permanecemos en la dualidad. Intelectualmente, podemos construir todo tipo de creencias sobre esto, hablar de dualidad, de no-dualidad, repetir frases enteras, charlas, conferencias, y muchas cosas que se han visto en los libros, pero aun así, esto no representará absolutamente nada. Por eso mi invitación siempre será a la Quietud, al Silencio, al Descubrimiento, dentro de la Visión pura de la Conciencia, que es la Meditación. Solo entonces será posible estar más allá de la dualidad, de la identificación "yo soy el cuerpo" y también de la creencia "yo no soy el cuerpo".

Lo único que necesitas es descubrir qué es estar Consciente y permanecer en esa Consciencia. Hay una Presencia Divina inmutable y Esta permanece a pesar de lo que el pensamiento y el sentimiento produzcan. La cuestión aquí es que te identificas con lo que el pensamiento produce y no eres consciente de Eso que está presente y que nunca se altera. Esta Presencia es tu Verdadera Naturaleza. Ser consciente de esto es esencial, ¡es fundamental! El toque de la Gracia lo hace posible. Es necesario estar abierto a Esto, estar abierto y receptivo a Esto, y así descubrir lo que estamos diciendo aquí.

Transcrito a partir de un discurso en un encuentro online, realizado el 04 de enero de 2021. Publicado por primera vez en portugués el 16 de febrero de 2021. Para más información sobre nuestras reuniones, haga clic aquí .

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