martes, 4 de septiembre de 2018

La ilusión de una identidad presente ahora

La Conciencia no está en el tiempo; la mente lo está. El tiempo es sinónimo de mente, que son los pensamientos. La Consciencia es su estado natural – en la India, ellos lo llaman Liberación, Moksha, que es el Estado de Consciencia autofulgente, resplandeciente. Es como cuando usted mira hacia el cielo y ve la luna entre las nubes ... Es todavía un amanecer y el sol está empezando a apuntarse, a brillar en el horizonte. La luna está allí, entre las nubes, y el sol empieza a brillar, a extenderse por la Tierra. El sol va subiendo y la luna, que antes estaba tan brillante, va palidiendo ... Usted mira y se pregunta: "¿Dónde está la luna?". El brillo del sol es tan grande que la luna desaparece. Ella está allí, pero no lo intenta quedarse delante del sol.
El Estado Natural es algo similar a eso. La mente está presente, con todas sus funciones naturales: sentir, pensar, emocionarse, razonar, deducir, concluir, hablar ... En el Estado Natural, la mente está presente con todas esas funciones. Pero, como el "sol" está brillando, la mente ya no tiene importancia. El sol es la Conciencia y la mente es la luna. Una vez establecida esa Conciencia, una vez que el sol esté en pleno mediodía, la luna hace su trabajo sin quitar el brillo del sol. Entonces, la mente opera en sus funciones naturales, pero no toma el lugar de la Conciencia. ¡El Estado Natural es así!
En el estado no natural, que es el estado del hombre común, la luna está tratando de tomar el lugar del sol, tratando de hacer su trabajo. Entonces, la "luna", cuando intenta hacer eso, mezcla sus funciones naturales, que es razonar, concluir, deducir, explicar, conocer, experimentar ... Ella lo toma y crea la ilusión de un experimentador controlando esas funciones. Ella pasa a asumir un control que no es suyo.
La mente intenta asumir el lugar de la Conciencia, "la luna intenta robar el brillo del sol". Ella no se contenta en apenas reflejar el brillo del sol, ella quiere robarlo totalmente. Ella quiere ser un sol aparte, y ese es el sentido de separatividad; es lo que las Escrituras llaman la caída de Satanás. En la Biblia, en el libro de Isaías, hay algunas palabras así: "Subiré por encima de las más altas nubes y me volveré semejante al Altísimo!". Es todo un lenguaje figurado de ese sentido de identidad en el control, siendo señora de todo. Esto produce la ilusión del espacio y del tiempo para esa supuesta entidad presente.
Entonces, en razón de esa ilusión de la separatividad, la mente, con sus funciones naturales (pensar, sentir, deducir, concluir), crea el sentido de un "yo" en la experiencia "cuerpo-mente-mundo". Surge la ilusión del ego. La mente, en sí, no es mala. Pensar, sentir, concluir, deducir, aprender, recordar, olvidar, todo está bien natural. Pero, cuando está al servicio de una supuesta entidad presente en ello, al servicio de un "yo" separado, complica todo! Es ahí donde surge el Satán – Satan, en Hebreo, y Diabolus, en el Griego!
La noción de tiempo y espacio surge para esa "identidad", no para la mente. Colocando de una forma didáctica, lo llamamos "mente egoica", pero la mente, en sí, es sólo la luna en un cielo, donde el rey es el sol; la luna sólo refleja el brillo del sol, sin problemas. ¿Está claro eso? Por eso me ves usar a veces la expresión "mente", refiriéndome a esa mente egoíca. Sin embargo, otras veces, estoy hablando solamente de la mente y de sus funciones naturales, no de la mente egoica.
Es decir, usted puede observar, en las conversaciones, que hago ese intercambio entre mente y mente egoica. Así como el cuerpo tiene funciones naturales, la mente también tiene. Lo que llamo la mente, en esa "máquina" [cuerpo-mente], es esa operación inseparable del propio cuerpo (se habla "mente", pero, en realidad, cuerpo es mente y mente es cuerpo). Aquí, me estoy refiriendo a las funciones no físicas de la "máquina", las más sutiles, como el "sentir", el "percibir", el movimiento del pensamiento, la razón y así sucesivamente.
Ahora, es espacio para el atemporal. Este espacio para el atemporal es el "sol" en su fulgencia, en su gloria. Una vez que esa Conciencia esté establecida en ese mecanismo, en ese organismo, la mente asume las funciones naturales de ella. El Ahora, que no es el "ahora-tiempo", sino el Ahora atemporal, que es Conciencia, asume el lugar de Él. Entonces, queda sin importancia el pasado o el futuro, ya que esa supuesta entidad ya no está presente. Es posible recordar el pasado, como recuerda una película, pero sin esas antiguas sensaciones del momento en que fue asistido.
Observa que, en el momento en que está usted viendo la película, hay en usted varias sensaciones y sentimientos; las imágenes y los sonidos causan impresiones. Pero después, cuando usted se acuerda de la película, usted se ríe, porque es una película que no causa ningún impacto; no es más "la película", es sólo un recuerdo sin importancia. Entonces, el pasado es ese recuerdo sin importancia, que, en realidad, está sucediendo ahora sólo como parte, también, de una imaginación, porque, de hecho, no hay nada sucediendo. ¡Ahora no!
Cuando esto se resuelve, se ve así. Sin embargo, cuando no está resuelto, la "película" vuelve -que es el pasado – aún con toda esa carga de impresiones imaginarias, que se son sentidas ahora, aqui, em esse momento. Entonces, los traumas son así. No sólo ellos, pero todo recuerdo egoico funciona de la misma manera: es sólo una imaginación apareciendo en ese momento y tomando una impresión de realidad, porque aún encuentra una reverberación en esa ilusión de una "identidad" presente, aún cargando el pasado – que es sólo memoria, imaginación.
El Estado Natural es la Consciencia de este instante, pero es una Conciencia Real. No es la visión del momento presente; es la Consciencia de este instante. En la Consciencia de este instante, puede aparecer la memoria de un pasado, la imaginación de un futuro, pero eso es sólo un acontecimiento en este instante, como un pensamiento, sin ninguna validación, verdad – no altera en nada lo que es.
Si surge un recuerdo o una imaginación, eso no tiene importancia. El pensamiento en ese Estado Natural es como el heno en el fuego fuerte, que, mientras cae, ya desaparece en la llama. La mente del Sabio funciona así: cuando el pensamiento aparece, él ya es consumido en esa Conciencia. Entonces, no se establece el tiempo, el pasado o el futuro. ¡La Conciencia es esa Presencia ahora!
*Transcripción de un discurso en encuentro presencial en un retiro en el Ramanashram Gualberto en Campos do Jordão en el septiembre del 2016 – Acceda a nuestra agenda y se programe para vivir este trabajo de forma directa en nuestros encuentros: http://mestregualberto.com. Publicado originalmente en el idioma portugues en el 25 de abril del 2018.

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